Lo estúpido que deshace el aliento
está bajo el caparazón humano
que sin que lo vean pasea desnudo,
desnuda la voz frente al espejo de esparto
compartiendo la amargura con la opacidad
dejando el dolor dentro, la espina
bombeando veneno,
la mueca flotando, deshaciendo,
el humo, la embocadura que grita, el hombro roto,
aquello que pasea por delante y no es tuyo
te empeñas en romperlo en mil pedazos
y terminas recogiendo los tuyos.
La obstinación por sufrir.
