Ir al encuentro del desierto.

Mi voz posee tanto silencio
que se despierta a la sombra
y su grito es lo más negro
que he escuchado en la tierra,
me asusta cuando expresa
y su aliento se aprieta
lejano en el interior
de la garganta,
abro la boca
gigante, ingenua
y cae como una cueva
sobre los terrones
que no conocen el agua,

espero delante del desierto
a conversar con la arena
a modelar con los suspiros
formas amigas, retratos.

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